El Rol de los Accionistas e Inversores para acercarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030

En la búsqueda de un mundo sustentable, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030 representan una hoja de ruta ambiciosa y vital que va desde la erradicación de la pobreza hasta la acción climática, y su consecución requiere un compromiso global sin precedentes y que actualmente parece inalcanzable.

Ayudaría mucho a conseguir estos objetivos sean alcanzados comprender que accionistas e inversores deben tener un rol central en la configuración de las políticas corporativas y la dirección estratégica de las empresas.

Los accionistas e inversores, como propietarios y financiadores de las empresas, poseen una influencia significativa sobre las decisiones que estas toman. Tradicionalmente, esta influencia se ha ejercido buscando maximizar los retornos financieros a corto plazo,

En el contexto de los ODS se requiere cambiar esta visión miope del beneficio hacia una perspectiva a largo plazo del éxito empresarial en la administración de recursos escasos, que incluya consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) de modo tal de contemplar el escenario completo del desempeño de la empresa, conociendo, valuando, evitando y mitigando los riesgos inherentes.

En primer lugar, los accionistas e inversores tienen el poder de exigir a las empresas que integren conceptos de creación de valor de largo plazo sostenible en su estrategia y operaciones. Esto implica no solo cumplir con las regulaciones, muchas veces eludidas o incumplidas, sino ir más allá y adoptar prácticas que promuevan un impacto positivo demostrable en su entorno o minimicen los impactos negativos, cuando fueran imprescindibles para la generación de valor superior. Al exigir transparencia y rendición de cuentas en materia de ASG, los accionistas e inversores pueden impulsar a las empresas a adoptar políticas y prácticas orientadas a la sosteniblidad de largo plazo rentable y a la vez evitar los quebrantos sobrevinientes de practicas inadecuadas.

Los accionistas e inversores pueden también ejercer presión sobre las empresas para que establezcan metas específicas alineadas con los ODS y para que informen regularmente sobre su progreso hacia su consecución y las razones de sus eventuales desvíos.  

Esta sincera rendición de cuentas, alejada del cumplimiento (a veces, fusión entre cumplir y mentir) no solo beneficia a la sociedad y al medio ambiente, sino que aumentará la sostenibilidad económica a largo plazo de las empresas al mitigar riesgos y aprovechar oportunidades emergentes en un mundo en constante cambio.

Es importante destacar que el papel de los accionistas e inversores va más allá de simples demandas financieras. Al comprometerse con las empresas en las que invierten, pueden influir en la toma de decisiones estratégicas y fomentar una cultura corporativa que coloque en el centro la creación de valor económico de largo plazo sustentable.

Esto conducirá a cambios fundamentales en la forma en que las empresas operan y contribuyen al logro de los ODS para 2030; mucho más allá y de manera más genuina que las presiones regulatorias ideadas en escritorios burocráticos.

En conclusión, si se buscan esos objetivos ambiciosos dentro de poco más de un lustro, es imprescindible que los accionistas e inversores ejerzan su influencia de manera proactiva y exigente; cumpliendo seguramente, de paso y con creces, con las exigencias de los organismos públicos de control.

 

Héctor Mario Rodríguez (23/4/2024)