La politica medio ambiental y la agrícola colisionan en la Union Europea

Las masivas y en algunos casos violentas manifestaciones de los agricultores que agitan a la mayoría de los países de la Union Europea muestran que la tradicional politica proteccionista agrícola de Europa esta colisionando abiertamente con sus ambiciosas iniciativas ambientales.

Los agricultores alemanes se manifiestan contra el intento de eliminar las subvenciones al combustible diésel y las exenciones de impuestos a las máquinas y vehículos destinados a la agricultura. Se escucha la queja “primero piden qué nos ampliemos y ahora que nos reduzcamos”. O también “estamos de acuerdo con la politica ambiental, pero necesitamos subvenciones para adaptarnos”.

En Francia, el principal productor de alimentos de la región, los agricultores son mucho más combativos y cortan los accesos a Paris y otras grandes ciudades y protestan por la eliminación de los subsidios al diésel y aumentos a las tasas por consumo de agua. También por la burocracia que existe para tramitar los 9.000 millones de Euros que Francia recibe de la UE para su sector agrícola y por la prohibición del uso de glifosato.

En Holanda protestan porque el gobierno se propone comprar y cerrar explotaciones agrícolas para reducir la emisión de nitrógeno, mientras en Italia y Grecia los productores agrícolas reclaman indemnizaciones del 100% por las pérdidas de cosechas debidas a catástrofes naturales y enfermedades, así como la construcción de infraestructuras para proteger la agricultura de los fenómenos meteorológicos extremos y la limpieza de desagües y pasos subterráneos de puentes para evitar futuras inundaciones.

En Rumanía, Bulgaria y Polonia los agricultores se oponen tanto a la afluencia incontrolada de mercancías procedentes de Ucrania como a la introducción del Pacto Verde Europeo y los acuerdos de libre comercio con terceros países (como el UE – Mercosur) que enfrenta a los agricultores de Europa a salir de la producción. 

Los agricultores son una parte importante del electorado en Europa y la dimensión de su protesta indicaría que alcanzar las ambiciosas metas ambientales de la Unión Europea tendrá un alto costo económico y político.